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Lumbagos, ciáticas y otros visitantes habituales

Los dolores lumbares afectan a una gran parte de la población, generando mucho dolor  e  impidiendo realizar las actividades de la vida diaria. Pero no todos los dolores lumbares son iguales, aquí presentamos el proceso habitual mediante el cual se producen los lumbagos. Lo primero debemos diferenciar entre dos tipos de lumbociáticas, las producidas por la musculatura y las que el dolor principal lo generan las articulaciones (vértebras lumbares).

Los dolores musculares suelen ir apareciendo poco a poco y desarrollándose a lo largo del tiempo, aumentando el dolor poco a poco. En otros casos debido a una mala postura o a una contracción súbita de la musculatura se produce una pequeña compresión del nervio ciático a su paso por la musculatura generando hormigueos y sensaciones eléctricas asociadas a la musculatura.

Los dolores articulares en cambio suelen aparecer de manera más brusca al realizar un gesto o posición:

  • Esto se produce generalmente porque las últimas vértebras lumbares, que son las que más movimiento tienen, no están estables y debido a ese exceso de movimiento se bloquean perdiendo su movilidad y generando bloqueos agudos que impiden prácticamente todo el movimiento.
  • Cuando esta patología se prolonga en el tiempo y el paciente ha sufrido lumbagos repetitivos los bloqueos se empiezan a asociar a radiculopatías, es decir, sensaciones de hormigueo o corriente que bajan por la pierna en ciertas posiciones. La explicación a esto viene dada porque al ir teniendo cada vez más movimiento la vértebra, empieza a invadir el espacio de otras estructuras, a veces comprimiendo el disco intervertebral y produciendo las famosas hernias o protusiones discales, otras veces, cerrando el espacio por el cual sale la raíz nerviosa y comprimiéndola de igual manera.
  • En la fase final de esta degeneración vertebral las radiculopatías se mantienen en el tiempo, puesto que la compresión al nervio ha dejado de ser algo puntual para convertirse en algo mantenido en el tiempo.

Por ello lo más importante es localizar bien cuál es el origen del dolor y tratarlo, no solo para aliviar el dolor sino para prevenir la reaparición de la patología y la evolución de la misma.